Se produce un aumento del número de divorcios con la pandemia en los últimos meses.
Debido al confinamiento nos hemos visto sometidos a un confinamiento al que no estábamos acostumbrados, provocando un aumento de los divorcios.
Por motivos laborales, son muchas las horas que solíamos pasar fuera del domicilio, realizando una vida al margen de nuestra pareja.
Tras la aparición del COVID-19, y de la declaración del Estado de Alarma, son muchas las personas que han pasado 24 horas diarias junto al cónyuge.
Este hecho ha derivado en una situación a la que no estábamos acostumbrados: la convivencia continuada, sumándole hijos en muchos casos.
Pasar tanto tiempo juntos ha provocado en muchas personas un incremento del estrés: teletrabajo, tareas del hogar, deberes del colegio.
Así, se ha podido ver que esta situación se ha convertido en un experimento social, que no ha salido muy bien parado.
Tanto tiempo juntos, ha provocado discusiones y peleas, con diferencias de criterios, que se han llegado a convertir en situaciones difíciles de sobrellevar.
Además, muchas personas han visto cómo sus empresas han sufrido daños, abocándoles situaciones de paro o ERTEs con el malestar que supone.
Todas estas situaciones han provocado ese aumento del número de divorcios que muchas personas hayan decidido poner fin a su convivencia de forma definitiva a través del divorcio.
Se ha podido comprobar que las personas estamos más acostumbradas a pasar tiempo fuera de casa, a tener una actividad diferente de la que preocuparnos.
Las preocupaciones económicas y familiares han sido el pilar de estos últimos meses, y han supuesto para muchas personas el divorcio definitivo.
Ha sido sustancial el incremento de las solicitudes de terapia de pareja así como las peticiones a abogados especialistas en divorcios.
Por el momento, y por la situación actual, seguimos inmersos en la pandemia, a la expectativa de ver los resultados.
